lilí G.

Encuentro de mujeres

Un jueves de mayo de 1992 presentamos junto a Alicia Bermolén, presidenta de la Fundación Argentino-Europea de Cultura, un Encuentro de mujeres. Tuvo lugar en el Museo Roca, frente a uno de los muros del cementerio de la Recoleta.

Las mujeres tenían en común ser las compañeras de hombres admirados en la vida pública. Nuestra intención fue dialogar con ellas para resaltar sus propias actividades junto al narcisismo de los hombres.

Me tocó coordinar la mesa redonda. Para ello habíamos hecho una lista de candidatas. Me fui reuniendo en distintos cafés de la ciudad de Buenos Aires con:

María Kodama, Anni de Georgalos, María Celia de Ulloa, Teresa de Testa, Catún de Sadoeski y Cecilia Bohm.

Mientras el público se acomodaba en la sala sonaba la flauta de Alejandro que continuó mientras hice mi introducción: 

“Y creó Dios a su imagen… durante seis días hizo su obra. En la segunda mitad del sexto día toda esa multiplicidad, toda esa evolución se interrumpe. Aparece el hombre que está solo, como Dios. Solo frente a la creación. De los dos relatos que el narrador bíblico hace, la mujer es creada del costado (no costilla) del hombre. Ahora hay varón y varona. Dios finaliza su obra con esa unidad.

Tanto este mensaje, como el Bing Bang y cualquier historia que nos cuenta misterios, lo cierto es que, de Uno, del origen, de la armonía del cosmos indiviso, surge la separación que marca la historia de cada uno de nosotros, como la dualidad, juego de opuestos que van tomando forma en el espacio y tiempo de cada uno.

El hombre advierte en ese segundo relato, que él solo no puede comprender lo creado. Necesita otra mirada, distinta; que lo rodee, que lo ayude a penetrar el sentido, el sufrimiento de la división. Se le ha quitado el lado femenino. La necesita como parte vital para completarlo.

Se dice que fue Eva quien apaga la luz en el comienzo y es ella quien deberá alumbrarla. Al este del paraíso, en el exilio, la significación de la vida, tal vez no sea otra cosa que la nostalgia del estado primitivo y el retorno al jardín del Eden. Hay tantas locuras de amor como parejas posibles a lo largo de los siglos.

Amor de hombre y mujer, más allá del placer de estar juntos, de la seducción, de la procreación, hay algo a la sombra, in profundis, muy próximo:

¿el origen que empuja uno al otro? En lo extraño, que tiene algo de ritual, de inconsciente, de gesto sonámbulo en el que dos fragmentos van uno hacia el otro para recrear una parte del mismo origen, ¿es amor?

Ustedes son parte vital del hombre destacado al que están unidas. Cuéntennos algo de sus locuras de amor”

Fueron respondiendo las mismas preguntas que preparé luego de la charla de café  con cada una:

¿Tuviste desde chica la imagen de que existen mujeres y hombres excepcionales?

¿Qué te llevó a expresarte de este modo?

¿Crees que hay diferencias en el permiso que tiene un hombre para crear y los permisos que se da a la mujer?

¿Crees que la celebridad otorga poder?

¿podría pensarse en las ventajas e inconvenientes de tu situación?

 

*Cecilia Bohm, casada con el rabino Reuben Nisenbom

Había estudiado medicina. Sus obras en cerámica se expusieron en la Asociación de Artistas Plásticos en el Automóvil Club Argentino, en la Cámara Junior de Comercio, en la Galería de Arte Witcomb.

Su cuadro “Jugando con las aves del Paraíso” es un juego lúdico con distintos materiales (plasticola, telgopor) del que salen distintas texturas y de éstas, las aves.

Otras obras son sus mujeres con sombrero y mujeres ángeles.

El sombrero para Cecilia es signo de superioridad, como la corona.

El ángel es la intermediación entre Dios y el mundo, un espíritu dotado de un cuerpo aéreo, lo etéreo representa lo divino, la protección, la iluminación. Los ángeles de Cecilia son sexuados. Mujer en metamorfosis con su niño, sueño del ángel, hombre y mujer dormida.

¿Cuál es la escultura preferida de Cecilia? El David. Admira al personaje y a Miguel Angel. En la mirada de Cecilia está el héroe salido de sus sueños y su unión con él.

La cerámica se identifica con el horno: matriz que da nacimiento a una obra alquímica, la Tierra y el Cielo, el Agua y el Fuego.

“Seno materno” llamaban los viejos ceramistas europeos a sus hornos.

Ver a Cecilia un viernes a la mañana en su cocina, es ver un cuadro de Vermeer: hornear el olor del pan, ungido con el aceite de lo sacro. Como la fiesta de Babette.

 

*Teresa de Testa, nacida Borthagaray, casada con el arquitecto Clorindo Testa.

Se dedica a la fragua: desde su taller con Inés Balbi y Betty Sívori, hizo exposiciones en la Galería Jack Martinez, en Siglo XX. Intervino en el mural diseñado por Clorindo en el Hospital Naval, en los ’60 en el Instituto Di Tella.

Sobrina de María Rosa Oliver, fue colaboradora en la Revista Sur.

Sobresalen sus elefantes y pajaritas de papel. En el elefante se representa el poder del rey, el soberano, con efecto sobre la paz y prosperidad. A quien invoque su poder, se cumplen los deseos. El alfa y el omega de lo no manifiesto. Como animal cósmico, junto con la tortuga y el cocodrilo, soportan una esfera. El elefante símbolo de la pesantez de Occidente.

En tanto las pajaritas de papel representan la ligereza de lo etéreo. Los mensajes del cielo y la tierra. Liberan la pesadez terrestre. Como los ángeles, un estado espiritual. Nos dice Teresa que el Corán habla el lenguaje de los ángeles y de los pájaros. Teresa trabaja con papel: la fragilidad de su textura.

Chichú Ulloa interviene para hablar del unicornio: su cuerno es símbolo de poder, eminencia, elevación, fuerza

El unicornio significa lo mismo en hebreo, en latín, en sánscrito.

Los dos cuernos del Moisés: la luna creciente, los rayos del sol y su divergencia: el diablo, la agresividad.

Teresa nos relató anécdotas con su tía María Rosa Oliver, de su independencia de los horarios de Clorindo y de los encuentros entre ellos en el palco del Teatro Colón.   

 

*María Celia de Ulloa, nacida González Gay, esposa del psicoanalista Fernando Ulloa

A sus 21 años se recibió de Profesora de Física. Admira a su padre, hombre excepcional, director del Colegio Normal Mariano Acosta, Rector del Rivadavia. Conoce a Fernando Ulloa y es madre de Pedro.

Al enfermar su madre, renuncia a dar clases y se dedica a ella. Al morir su madre, fue Fernando quien la alienta y así comienza su aventura en el taller de Pichon Rivière. Se dedica al perfeccionamiento docente para profesoras al ver la deformación de la enseñanza. Se anota en Ciencias de la Educación, asistiendo como compañera de sus sobrinas. Su hijo la estimula para trabajar en la Facultad de Medicina donde se crea la carrera docente “Nuevas Unidades hospitalarias”. Le toca el Hospital Francés. Renuncia a Medicina y comienza a pintar sobre seda, con su sobrina. Pinta una cuadrilla romana con cuatro caballos para el consultorio de Fernando. Un Moisés unicornio en noche de luna. Estudia francés con Alicia Bermolén. Cantó el Ave María de Schubert.

 

*Anni de Georgalos, nacida Paissanidis, casada con el empreario Odysseos Georgalos.

 Licenciada en Letras en la Universidad del Salvador con postgrado UBA y UCA, terminó su carrera ya casada, con apoyo de su marido, ambos preocupados por la cultura de Grecia. Apenas madre, la llamaron de la Embajada de Grecia y entonces fundó el Instituto Griego de Cultura. Vio con claridad que más allá de dictar un ciclo, lo importante era dar apoyo constante y orgánico. Escritora en géneros poesía y ensayo sobre la influencia de la literatura griega contemporánea en la literatura argentina.

 

María Kodama, esposa de Jorge Luis Borges

Gonzalo Torrente Ballester, de la Real Academia Española dijo de María, a la muerte de Borges:

“Algún día sabremos a ciencia cierta lo que debió a esta persona extraordinaria: de momento nos es dado conjeturarlo. A mí, sin embargo, me será difícil recordarlo sin ella.”

Nos contó aquella tarde sobre el encuentro de su padre con Borges y la anécdota conmovedora de la visita a la Victoria de Samotracia en el Louvre:

Resulta que cuando María era chica, su padre, separado de su madre, la iba a buscar los sábados. Una tarde le pidió que pensara para el próximo encuentro, qué era la belleza para ella. Al sábado siguiente el padre abrió un libro donde estaba la Victoria y le dijo que era bella. La niña se asombró: “¡pero no tiene cabeza!”, dijo. El padre entonces, señalando los pliegues de las ropas, le respondió: “¿Ves el viento? Allí en el viento entre los pliegues está la belleza.” Ya junto a Borges visitaron la escultura en el Louvre. Vio lágrimas en Borges. “¿Por qué llora?” le preguntó. Y Borges dijo: “Porque recuerdo tu encuentro con la belleza, con tu padre.”

 

*Catún de Sadowski, nacida Troisi, mujer de Manuel Sadowski

En su  infancia y adolescencia tuvo indicios de que se uniría a un hombre excepcional. Catún fue colaboradora de su padre en el Comité de Antisemitismo y Racismo, en el Colegio Libre de Estudios Superiores, en el PEN Club. Ella escribía lo que el padre le dictaba. Manuel Sadowski admiraba a ese hombre y Catún estaba fascinada con su amiga y su marido, Manuel. Ya viudos los dos, se fueron acompañando en los desayunos y meriendas, siempre con la preocupación de la investigación científica, genética y macrobiana.

Catún lleva en la mano el diploma de Manuel que lo acredita como Doctor honrado por la UBA, y nos habla de sus logros.

No encontré la grabación del Encuentro pero espero que les haya resultado grato a través de mi crónica.

Al final hice un reconocimiento a Matilde Sábato, nacida Kusminsky Richter, esposa del escritor Ernesto Sábato, quien ya estaba muy enferma y no había podido asistir. Sus libros de poemas: Cenizas y Plegarias y El conjuro son conmovedores. Les leo la dedicatoria: “A mi querida, inolvidable, Liliana, con mi inconmovible amor y toda mi ternura. Matilde. Santos Lugares 30 de octubre de 1991”

Y Ernesto Sábato en: Querido y remoto muchacho: “Para Liliana, con profundo afecto y reconocimiento. Ernesto”

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